Construcción semicircular cubierta generalmente por una bóveda de cuarto de esfera, en especial en la basílica romana, como lugar destinado a los magistrados. También se puede definir como parte del templo situada en la cabecera o fachada posterior, generalmente de planta semicircular y a veces poligonal, con cubierta de bóveda de horno, que en su origen estuvo orientada hacia el Este, como lugar destinado al presbiterio.
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Interior del ábside con bóveda de horno de Santa María la Mayor de Arévalo. |
Los ábsides o cabeceras en La Moraña responden a estos tres modelos fundamentales:
Modelo vallisoletano:
se emplean seriadamente los elementos decorativos, y el esquema viene definido por la superposición de tres
arquerías de distintas proporciones y ritmo constante. El remate del alero del ábside se realiza mediante un
friso de esquinilla y a sardinel. El tramo recto se organiza de forma similar, superponiendo a las arquerías unas
retículas de ladrillo. A esta tipología responden las cabeceras de Santa María la Mayor de Arévalo y Villar de Matacabras; (éste sólo ha conservado el registro inferior, pero quedan testimonios que permiten suponer la existencia de un segundo orden de arquerías, hoy desaparecido) y Palacios Rubios y Fuente el Sauz en la segunda mitad del SXIII. Se localiza también en lo que se denomina fase manierista en Santa María y San Nicolás de Madrigal más tarde en Bernuy de Zapardiel y Narros del Puerto, que pueden relacionarse con Íscar, Aldealuenga y Villar de Gallimazo.
Modelo zamorano:
definido en los edificios de Toro, está basado en una perfecta adecuación de la decoración a las estructuras aquitectónicas, de tal forma que el módulo y la combinación de los elementos pueden llegar a ser una misma cosa. El elemento característico de estas cabeceras sería el empleo de
arcos de medio punto doblados muy peraltados. Ejemplo de ello son las iglesias de Donvidas, La Lugareja, Costanzana, Fuentes de Año, Blasconuño de Matacabras y Santo Domingo de Arévalo. Incluye también dentro de este modelo la cabecera de Pedro Rodríguez, que como veremos, presenta una mayor riqueza ornamental. Hacer notar también que el ábside de la Lugarela se aparta del modelo clásico al presentar unos carácteres que no se repiten en el denominado "modelo zamorano", como son el empleo de una basamento, el incremento de los valores decorativos y la adaptación de las estructuras arquitectónicas y la valoración del espacio en consonancia con las necesidades litúrgicas impuestas por la Orden religiosa, en este caso la del Císter.
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La Lugareja. |
Modelo sahagunino:
está basado en la superposición de combinaciones de elementos decorativos,
arcos,
recuadros y esquinillas de una forma modular y que encontramos en la iglesia de Narros del Castillo. Indica que el ábside se estructura con la superposición de tres registros horizontales, que se decoran los dos primeros con la combinación arco-recuadro y el último se remata con un
friso de esquinillas.