jueves, 26 de abril de 2012

Construcción de armaduras.


  La realización de carpinterías a par y nudillo es una de las soluciones técnicas más utilizadas por los carpinteros descendientes de los que ya trabajaban en la España visigoda. Su raíz formal y constructiva es muy próxima a las carpinterías europeas, descartando la tradicional suposición de un origen almohade para estas armaduras. Es, no obstante, su profusión decorativa a lo largo de la Edad Media peninsular lo que no puede explicarse sin reconocer la crucial influencia hispanomusulmana y lo que, a su vez, la distingue notablemente del resto de carpinterías europeas.

  La carpintería de armar española no puede entenderse sin la existencia de la lacería como recurso decorativo. La lacería constituye, además, el estímulo para la imaginación de los carpinteros mudéjares, que tratan de resolver problemas y trazados geométricos cada vez más complejos.

 Partiendo de las limitaciones impuestas por las maderas estructurales, el carpintero intenta integrar propuestas cada vez más arriesgadas, combinando trapecios, triángulos, cuadriláteros y estrellas con diferentes números de puntas. La novedad técnica decisiva para este desarrollo sin parangón de la lacería es, según Nuere, el desdoblamiento de las limas moamares, lo que permite la prefabricación de la armadura por paños, simplificando su montaje y dando cabida a una riqueza decorativa sin precedentes en el espacio entre las limas. Las limas son los maderos que forman las aristas entre dos vertientes o faldones de una armadura. Las limas dobles o moamares vinieron a sustituir a la lima singular o limabordón. Las limas son piezas de sección considerablemente mayor que las demás en el conjunto de una armadura. Ello se debe a que tienen que recibir el peso de todos los pares que hay desde la esquina de la armadura hasta el primero que acomete contra la hilera, así como los pares correspondientes al testero contiguo. Para contribuir al contrarresto de estos empujes, fue necesario reforzar las piezas de los extremos del almizate, lo que pudo ser el origen de un revestimiento ornamental que se fue extendiendo por toda su superficie.

  Realizar las decoraciones de lacería sobre el andamio resultaba complicado e incómodo. Sin embargo, al dividir la lima en dos piezas independientes, cada una perteneciente a uno de los planos de los faldones, fue posible prefabricar en el suelo estos faldones y máximo los trabajos de lacería. No obstante, con el conocimiento actual no se puede afirmar si fue la lacería la que obligó a separar las limas, o si de la idea de separarlas surgió la decisión de continuar los trazados de lacería por el resto de la superficie. Lo verdaderamente ingenioso del sistema es la utilización de los propios elementos resistentes de la armadura, al incorporarlos al trazado de lacería.

  En general, podemos diferenciar tres tipos de elementos que conforman la lacería:

- Elementos de la imprescindible estructura de la armadura: pares, limas y nudillos.
- Maderos cortos que traban los elementos anteriores garantizando la estabilidad del conjunto, generalmente conocidos como peinazos. Un caso especial son las dos piezas en ángulo que unen las dos limas moamares, conocidas como arrocabas.
- Piezas de relleno que permiten completar ópticamente el trazado geométrico elegido.

Texto: Santiago González D´Ambrosio para el Museo Sefardí de Toledo.

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