martes, 1 de mayo de 2012

Frisos de ladrillo


  La distinta disposición y organización de los ladrillos da origen a una variedad de frisos que van a emplearse bien en el remate de los edificios, bien en alfices o en el remate de vanos. Entre ellos los más característicos son los de esquinillas, a sardinel, en espiga o en nacela.

  Frisos de esquinillas:  
  Constituyen uno de los motivos ornamentales más empleados y al mismo tiempo uno de los más complejos. Se fundamentan en la triangulación de los ladrillos partiendo de dos caras. El efecto conseguido es el de una gran profundidad que viene dada por el juego de las aristas y caras de este material, estas piezas triangulares se unen con argamasa, y en ocasiones este mortero alcanza unas proporciones similares a la de los ladrillos. La cal de los tendeles que unen las caras que forman estos frisos otorga un gran valor cromático al conjunto.
  Es un recurso decorativo constante en la arquitectura mudéjar. Puede presentarse de forma aislada o asociada a otros motivos como ladrillos dispuestos a sardinel, en nacela, pero también como remate de las series de arquerías, en los recuadros, o formando la línea vertical de los alfices.


Friso de esquinillas en la cabecera de San Miguel Arcángel en Arévalo.


Arquerías delimitadas por frisos de esquinillas en
San Cristóbal de Trabancos.


Arquerías delimitadas por frisos de esquinillas decorados en
Santa María la Mayor de Arévalo.


  Frisos de ladrillos a sardinel o bandas en vertical:  
  Empleados también con mucha frecuencia son uno de los motivos más simples. Su utilización sólo impone la variación de los ladrillos dejando las testas en vertical. En ocasiones se combina con hiladas del mismo material en horizontal, obteniendo un contraste en el aparejo del muro y consiguiéndose un cambio de color de forma sencilla y sin necesidad de romper la planitud de las superficies.


Hiladas a sardinel en San Pedro Apóstol en Pedro Rodríguez.



Hiladas a sardinel en La Torre de Astudillo en Mamblas.


  Ladrillos en nacela:
  Se forman al dar un corte cóncavo de forma semicircular al ladrillo. Puede emplearse en los salmeres de los arcos, en las cornisas, en los aleros formando un friso ornamental. Cumplen tanto una función decorativa como constructiva.


Ladrillos en nacela enmarcando los vanos de la torre de
Nuestra Señora de la Asunción en Donjimeno.



Conjugación de salmeres en nacela, frisos
de esquinillas y a sardinel en la portada de
San Esteban en Orbita.


  Ladrillos en espiga:
  Se han conservado también algunos ejemplos de ladrillo en forma de espiga, que se disponen de forma oblícua.


Alfiz con remate en espiga en portada de la Plaza de la
Villa en Arévalo.



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