APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE ORBITA Y SU IGLESIA PARROQUIAL
Ángel Ramón González González
I.- ORÍGENES
DEL PUEBLO
La historia del pueblo de Orbita
tiene su origen a finales del siglo XI o principios del siglo XII. Nuestro
pueblo tiene pues una antigüedad de unos 900 años aproximadamente y debe su
origen al proceso de la repoblación que acompañaba a la guerra de la
reconquista. El rey de Castilla y de León, Alfonso VI (1072-1109), fue uno de
los reyes que dio un mayor impulso a la guerra contra el Islam con la conquista
de Toledo en el año 1085 y tenía un gran interés en rellenar el amplio
territorio que iba desde el Duero hasta más allá de las sierras del sistema
Central, lo que los historiadores llamaban la Extremadura
Castellana , que habían quedado casi vacías en el periodo de
la invasión islámica y sobre todo durante los años del auge del Califato de
Córdoba, a finales del siglo X y principios del siglo XI.
En este período (siglos XI y
XII), y en estas tierras castellanas al sur del Duero, los protagonistas de la
repoblación no van a van a ser las grandes casas nobiliarias o los grandes
monasterios, como ocurre con las tierras al Norte del Duero, sino colonos
libres, emigrantes de las tierras del Norte de Castilla que fundarán las nuevas
aldeas, tomarán posesión de las nuevas tierras y les darán sus propios nombres.
Las aldeas recién fundadas se constituyen como concejos que eligen sus propios
representantes y al mismo tiempo se organizan en torno a las ciudades o villas
más próximas, formando una comunidad entre la propia villa y las aldeas
vecinas, uniéndose entre sí para controlar y administrar los espacios comunes
(los montes, los prados, los pinares, etc.) y dotándose de una organización
propia que las distingue de otras regiones del resto de Castilla y de las demás
regiones de España y que se conoce en la historia de España como Comunidades de
Villa y Tierra.
Esta organización peculiar del
territorio convierte a nuestros pueblos y aldeas en tierras de “realengo”, es
decir sometidas directamente al poder del rey, aunque mediatizadas por el poder
de las villas y de los linajes más importantes de la ciudad, como ocurre en
nuestro caso con la dependencia del Concejo de Arévalo y de sus famosos cinco
linajes que tenían ciertas prerrogativas sobre las aldeas. Pero los habitantes
de nuestros pueblos eran más libres que los de otros pueblos de otras regiones
de la península sometidos a un estricto dominio feudal, o bien bajo el agobiante
poder y jurisdicción de los nobles, tierras de “solariego”, o bien bajo el no
menor peso de los grandes monasterios, tierras de “abadengo”. Esto último no
quiere decir que en nuestras aldeas no fuera importante el poder de la Iglesia , como ha ocurrido
en el resto de la España
medieval y moderna hasta épocas recientes. Las diócesis, el poder eclesiástico,
controlaba gran parte de la vida y los recursos económicos de las ciudades y
aldeas. Las ciudades o villas más próximas a nuestro entorno, que van a ser
repobladas durante este mismo periodo y se convertirán en centros de estas
comunidades de las que estamos hablando van a ser Ávila, Coca, Arévalo, Olmedo,
Medina, Segovia, Íscar y Cuéllar.
Límites y división
administrativa
Orbita se integra, junto con los
pueblos más próximos, dentro de la
Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo, que actúa
como centro administrativo y cabeza comarcal. Al mismo tiempo, en el siglo XII,
desde el punto de vista de la organización eclesiástica, forma parte del
arcedianato de Arévalo, que junto con el de Olmedo, en primer lugar, se
integran en la diócesis de Palencia y
con posterioridad (1-III-1138) formará parte de la diócesis de Ávila y así se ha mantenido hasta el año 1955, en que se
hacen coincidir los límites provinciales con los diocesanos, perdiendo por
tanto la diócesis de Ávila gran parte de sus parroquias que se integran desde
esa última fecha en las diócesis de Valladolid y Segovia.
Los límites de la Comunidad de Villa y
Tierra de Arévalo lindaban al norte con las Comunidades De Medina del Campo y
Olmedo; al este con las de Coca y Segovia; al sur con la de Ávila y al oeste
con el reino de León.
A través de un catálogo de
parroquias que aparecen en un documento del año 1250 que analizaremos más tarde,
observamos que las parroquias del arcedianato de Arévalo están a su vez
divididas en tres zonas, de extensión equivalente, llamadas tercios, que llevan los nombres de
Madrigal, Ramaga/Rágama y la
Vega.
Ya mucho más recientemente, en el
siglo XVIII, en el censo de
Floridablanca la Tierra de Arévalo aparece
dividida en seis sexmos, que llevan los nombres de Orbita, La Vega , El Aceral, Sinlabajos,
Aldeas y Rágama, cuyas respectivas cabezas eran Montuenga, San Cristóbal, Nava
de Arévalo, Palacios de Goda, Castellanos y Rasueros.
Primera inscripción del nombre
de ORBITA.
En el archivo de la Catedral de Ávila se
conserva un documento de gran importancia para la historia que estamos
estudiando. En este documento aparece escrito por primera vez el nombre de
nuestro pueblo y además podemos conocer el gran número de pueblos que componían
nuestro entorno más próximo. Muchos de esos pueblos ya han desaparecido y se
conocen como aldeas despobladas, de las que además de sus nombres conocemos su
ubicación por los restos arqueológicos que han dejado sobre el relieve.
Juntamente con estos datos de gran importancia, podemos aventurar el número
aproximado de habitantes que poblaban estas aldeas en aquella época de nuestra
historia.
Documento del Cardenal Gil Robles
Como hemos dicho anteriormente en
el archivo de la catedral de Ávila se encuentra
un documento original de 730x585 milímetros, con sello ovalado de cera
roja en cordón blanco sepia, roto en su parte superior. (Sigillum E)gidii
Sanctorum Cosm. et Damiáni Diaconi cardinalis). Este documento está fechado en
la ciudad de Lyón el día 6 de julio del año 1250.
Parece ser que en la diócesis de Ávila
había problemas o dudas de cómo se debían repartir los bienes de la Iglesia entre el obispo,
los canónigos y demás jerarquías eclesiásticas. Por eso, el cardenal Gil Robles
emite este documento en que detalla con toda precisión los bienes que la
iglesia abulense tiene en cada una de las parroquias y especifica qué parte
corresponde al obispo y qué parte corresponde a los canónigos, es decir al
cabildo. El citado documento explica también qué parte de los diezmos
corresponde a sus beneficiarios: en unos casos correspondía una tercera parte,
en otros correspondía una sexta parte y en otros correspondía la totalidad del
diezmo. En función de este reparto se asigna a cada parroquia una tasa total
que es la que debe ser recaudada y entregada al arcediano de cada arcedianato (Ávila,
Arévalo y Olmedo), para que lo entreguen a la diócesis. Esta tasa fijada se
concreta en un número de maravedíes, que es la moneda de la época , y los historiadores están de
acuerdo en que, del número de maravedíes que se asigne a cada parroquia, se
puede fijar el número aproximado de habitantes de cada una de las parroquias.
Por eso es por lo que nos atrevemos en el cuadro que aparece a continuación a
elaborar los datos de algunos pueblos y también de algunos despoblados
conocidos en la comarca.
ARCEDIANATO DE ARÉVALO NÚMERO DE
HABITANTES año 1250
Parroquia
|
Despoblado
|
Tercio
|
Sexmo
|
Pobl
|
Arévalo 11 parroquias
|
|
|
|
1.900
|
Martin Muñoz de las Posadas
|
|
|
Posaderas
|
360
|
San Cristobal
|
|
La Vega
|
Vega
|
300
|
Codorniz
|
|
La Vega
|
Orbita
|
300
|
Montejo
|
|
La Vega
|
Vega
|
150
|
Tolocirio
|
|
La Vega
|
Vega
|
300
|
Gutierre Muñoz
|
|
La Vega
|
Orbita
|
240
|
Orbita
|
|
La Vega
|
Orbita
|
230
|
Espinosa
|
|
La Vega
|
Orbita
|
200
|
Navalperal
|
Montuenga
|
La Vega
|
Orbita
|
160
|
Montuenga
|
|
La Vega
|
Orbita
|
120
|
Rapariegos
|
|
La Vega
|
Vega
|
150
|
Aldeanueva del Codonal
|
|
La Vega
|
Orbita
|
200
|
Donhierro
|
|
La Vega
|
Vega
|
120
|
Montejuelo de Garcilobo
|
Orbita
|
La Vega
|
Orbita
|
60
|
Valverde
|
Codorniz
|
La Vega
|
Orbita
|
80
|
Palacios de la Vega
|
Rapariegos
|
La Vega
|
Vega
|
150
|
Aldehuela de Fuentes
|
Espinosa
|
La Vega
|
Orbita
|
10
|
Valverdón
|
Rapariegos
|
La Vega
|
Vega
|
20
|
Salvador de Cuellar
|
Montejo
|
La Vega
|
Vega
|
60
|
Servando
|
Montejo
|
La Vega
|
Vega
|
100
|
Madrigal
|
|
Madrigal
|
Villa exenta
|
1.000
|
Palacios de Goda
|
|
Madrigal
|
Sinlabajos
|
150
|
Barromán
|
|
Madrigal
|
Aldeas
|
200
|
Sinlabajos
|
|
Madrigal
|
Sinlabajos
|
300
|
Villanueva
|
|
Rágama
|
Aceral
|
120
|
Aldeaseca
|
|
Rágama
|
Aceral
|
80
|
Astudillo
|
Rágama
|
Rágama
|
Rágama
|
300
|
Canales
|
|
Rágama
|
Aldeas
|
80
|
Langa
|
|
Rágama
|
Aceral
|
50
|
Valtodano
|
Langa
|
Rámaga
|
Aceral
|
80
|
Narrillos
|
Langa
|
Rámaga
|
Aceral
|
100
|
Noharre
|
|
Rámaga
|
Aceral
|
80
|
Magazos
|
|
Rámaga
|
Aceral
|
80
|
Don Jimeno
|
|
Rámaga
|
Aceral
|
140
|
Cabizuela
|
|
Rámaga
|
Aceral
|
100
|
Pedro Rodríguez
|
|
Rámaga
|
Aceral
|
150
|
Tiñosillos
|
|
Rágama
|
Aceral
|
20
|
Bodoncillo
|
Tiñosillos
|
Rágama
|
Aceral
|
30
|
|
|
Rágama
|
Aceral
|
100
|
San Vicente de Arévalo
|
|
Rágama
|
Aceral
|
100
|
ARCEDIANATO DE AVILA NÚMERO DE
HABITANTES año 1250
Parroquia
|
Despoblado
|
Cabildo
|
Población
|
Adanero
|
|
Pajares
|
400
|
Pajares
|
|
Pajares
|
240
|
Mambles
|
Adanero
|
Pajares
|
240
|
Galind Gómez
|
Pajares
|
Pajares
|
60
|
Sanchidrián
|
|
Pajares
|
160
|
Almarza
|
Sanchidrián
|
Pajares
|
20
|
Cornejos
|
Sanchidrián
|
Pajares
|
180
|
Blasco Sancho
|
|
Pajares
|
150
|
Tenemos por tanto, que ya en el
siglo XIII nuestra comunidad local está plenamente establecida y consolidada.
Por el número de habitantes que tenía en aquella época, si lo comparamos con el
resto de aldeas de la comarca, Orbita ocupaba una zona media alta en el
conjunto de aldeas que se relacionan en el cuadro anterior. Orbita contaba con
240 habitantes, mientras que Sanchidrián sólo contaba con 160, La Nava con 100
, Langa con 50 y Tiñosillos con 20. Es curioso observar el gran número de
despoblados existentes y vemos que muchos de las aldeas hoy despobladas eran
mayores entonces que el pueblo que hoy les sustituye. Por ejemplo Navalperal
del Campo tenía 160 habitantes, mientras que Montuenga sólo tenía 120.
Valtodano y Narrillos, ambos despoblados del actual Langa, tenían 80 el primero
y 100 el segundo, mientras que Langa sólo tenía 50. A este hecho tampoco hay
que darle demasiada importancia, pues, desde la fecha a la que nos estamos
refiriendo a la fecha en la que se produce la despoblación de estas aldeas, han
transcurrido como mínimo más de 400 años.
II.- EL ORIGEN DEL NOMBRE DE
ORBITA
Una de las preguntas más
frecuentes que suelen hacerse todos los pueblos es la de sus orígenes y entre
estas el por qué del nombre de su propio pueblo. La respuesta a esta pregunta
en muchos casos es producto de una leyenda popular o de una invención culta,
propia de gentes eruditas o ilustradas. Tratamos a continuación de resolver
este enigma del origen del nombre de nuestro pueblo, basándonos en los últimos
estudios históricos que se han hecho en torno a la toponimia de la provincia de
Ávila del autor abulense Eduardo Tejero Robledo y con posterioridad del gran
historiador Ángel García Barrios prematuramente fallecido
Siguiendo a este autor y a otros
historiadores de la historia de la Edad
Media que han tratado este tema, se puede afirmar que la
mayoría de nuestros pueblos tienen su origen en la repoblación, que se hace en
nuestras tierras en los siglos XII y XIII, tras la despoblación que se produjo
con motivo de la inseguridad y el miedo a la guerra entre la Cruz y el Islam.
Los reyes de la Corona
de Castilla ofrecen grandes oportunidades a los castellanos que viven en las
provincias del norte del Duero, donde escaseaban tierras para la agricultura y
la ganadería, pues casi todas ellas estaban en manos de las casas nobiliarias y
de los monasterios, y la mayoría de sus habitantes estaban sometidos a estos
poderes que les dejaban poco margen de libertad y escasos recursos económicos. La
mayoría de estas tierras estaban semidesiertas y los repobladores las ocupaban
mediante el sistema de la “pressura”, que consistía en una ocupación pacífica y
ordenada, con la obligación de roturarlas y cultivarlas, para así convertirse
en colonos y propietarios de las mismas. Con esta política de repoblación no
sólo se conseguían ventajas para los nuevos pobladores, sino que se favorecía
la política de expansión que protagonizaba el conde Don Raimundo de Borgoña,
yerno del rey Alfonso VI, quien desde la conquista de Toledo, el año 1085,
consigue trasladar la línea fronteriza desde el Duero hasta el Sistema Central.
Estos repobladores recién llegados
en busca de nuevos horizontes, son los
que van a dar el nombre a la mayoría de nuestros pueblos, aldeas y algunos
despoblados muy abundantes en la comarca en la que nosotros vivimos. Unas veces
copian el nombre del pueblo del que ellos proceden, lo que ocasiona que muchos
nombres de nuestro entorno coincidan con nombres de pueblos de otras provincias
más al norte: Burgos, Soria, La
Rioja , etc… Así vemos que nombres como Montuenga, Espinosa,
Velayos, Almarza, Duruelo, Palacios, Nava, Canales, Langa, Madrigal, etc…están
copiados de otros pueblos existentes más al norte de Castilla, de donde sin
duda son originarios los repobladores.
Pero mucho más frecuente es
encontrarse con nombres propios de personas, cuyos nombres dan origen al nombre del pueblo. Serán los
propios repobladores o sus convecinos los que impondrían al pueblo el propio
nombre del repoblador. Nombres próximos a nuestro entorno revelan este hecho:
Pedro Rodríguez, Gutierre Muñoz, Martín Muñoz, Blasco Sancho, Hernán Sancho,
Sancho Adrián, Don Hierro, Don Jimeno y muchísimos más. Como vemos, la mayoría
son nombres compuestos, aunque algunos se fusionan y dan origen a un nombre
simple como Sanchidrián.
Veamos ahora cómo se forma el
nombre de nuestro pueblo Orbita que unas veces aparecía escrito con B y
otras con V ( Orvita). El nombre simple
ORBITA es el resultado de la unión de dos nombres más sencillos ORO y VITA.
Estos dos nombres en la edad media era frecuente encontrarlos por separado
aplicados a personas. En un documento del archivo de la catedral de Avila, con
fecha de 7 de mayo del año 1261, en el testamento que hace un tal Esteban
Domingo, aparece el nombre de un nieto
suyo llamado DON ORO; y en otro documento del mismo archivo con fecha de 28 de
julio de 1299, en una escritura de compraventa de unas casas que compra el
clérigo de la iglesia de San Vicente a un judío llamado Abrahan Elgur, aparece
el nombre de la mujer de éste, llamada ORO SOL. Por tanto vemos que el nombre
de ORO, que procede del latín AURUM, no es raro encontrarlo como nombre de
persona en aquella época.
El segundo nombre VITA también es
un nombre latino que significa VIDA y este es más frecuente que el anterior. En
la misma provincia de Avila hay varios pueblos que tienen el mismo origen:
Amavida, Vita, y mucho más próximo el pueblo de Donvidas cerca de Sinlabajos,
cuyo nombre antes se escribía “Sietlavajos”.
Pero estos dos nombres no solo
aparecen separados uno del otro, sino que también aparecen juntos formando
un nombre de persona llamado ORBITA. En
el monasterio de San Millán, de la provincia de La Rioja , entre sus múltiples
documentos manuscritos de la época medieval, aparece la firma de un testigo de
una compraventa llamado “domno Orbita de Harraizzaleta” que lleva fecha del año
1106. Esto quiere decir que estaba firmado por un señor que se llamaba Orbita y
que era natural, como vemos por su segundo nombre, del país vasco. En el mismo
monasterio y del año 1109 aparece escrito en otro documento el nombre de un tal
Gonsalbo Orbita.
Por todo lo expuesto podemos
fácilmente aventurar que el nombre de nuestro pueblo procede de un repoblador,
originario del país vasco o del norte de Castilla, que emigraría de su lugar de
origen, como muchos otros, en busca de nuevas tierras que por aquel entonces se
encontraban semidesiertas. Por otra parte no es rara la procedencia de muchos
repobladores de las tierras vascas o navarras. En nuestra provincia hay muchos
pueblos cuyo nombre empiezan por Narros, pues este nombre es la abreviatura
usual de Navarros. El nombre de Mingorría es un nombre vasco que significa
“rojo” y el nombre de Gotarrendura es la fusión de dos nombres ( Gutierre ) y el vasco ( Endura).
Falsas teorías y leyendas
Con esta teoría aquí expuesta
habría que desterrar definitivamente otras teorías que se aplican a muchos
pueblos y que son producto de la fantasía popular como aquella que todos
recordamos de cuando íbamos a la escuela y nos contaban el origen del nombre de
Ataquines: “Al pasar por allí la reina se le desabrochó un zapato y le dijo a
su doncella : “Ata aquí, Ines”.
Otra posible leyenda, esta de
origen más culto y erudito es la que yo recuerdo que me contó a principio de
los años sesenta Don Juan Grande, director del DIARIO DE AVILA, al conocer que
yo era de Orbita. Me contó que al morir el rey Alfonso VIII, tras sufrir una
repentina enfermedad en la calzada real (actualmente calzada de Pajares o
calzada de Toledo), frente al pueblo de Gutierre Muñoz, según consta en la Crónica de su reinado, al
llegar el mensajero a dar la noticia al alférez
real que se encontraba con sus
tropas junto al pueblo de Orbita, pronunció en latín la frase solemne y lapidaria de: “ ORBIS ITA”,
que significa: ASI ES EL MUNDO.
Todos sabemos que por aquella época ya no se
hablaba en latín, salvo entre gentes de iglesia y en las universidades, por lo
que a la hora de buscar la etimología de los nombres de los pueblos, hay que
abandonar estas teorías tanto las procedentes de la fantasía popular como las
de invención erudita, pero que carecen del más mínimo soporte histórico.
III.- HISTORIA DE LA IGLESIA DE
ORBITA
La Iglesia de Orbita pertenece al
conjunto de iglesias de la Tierra de Arévalo que se construyen a finales del
siglo XII o principios del XIII, y por tanto se clasifican como de estilo
mudéjar. Para su estudio dividimos el conjunto arquitectónico en sus tres
partes más destacadas: Nave, Pórtico y Ábside-Torre.
Al mismo tiempo que tenemos en cuenta esta división funcional debemos
considerar la evolución artística que ha sufrido a lo largo de su larga
historia. Estos cambios de estilo hay que contemplarlos como el resultado de
las reformas y reconstrucciones, que a su vez se han originado tras los
sucesivos derrumbes, unos perfectamente conocidos en cuanto a su fecha y en
cuanto a sus dimensiones y otros por el contrario hay que deducirlos de las
alteraciones que se aprecian sobre el mismo edificio.
La nave
El edificio nace, por tanto, como
iglesia mudéjar a finales del siglo XII y así se mantiene, muy posiblemente
hasta bien entrado el siglo XVI o XVII. Las naves primitivas de las iglesias de
la comarca, levantadas con humildes materiales de barro y ladrillo rara vez sobrepasaron el siglo XVI; de ahí
que se aproveche en muchos casos su deterioro o su ruina para elevarlas y ampliarlas,
adaptándolas a los nuevos gustos de la época.
En el caso de Orbita se levanta
un gran arco toral, que comunica el presbiterio con la nave, y está formado por
gruesas dovelas adornadas con los medallones florales típicos de la época. La
bóveda se cubre con una bóveda de medio cañón de estilo barroco y se compone de
tres tramos. El último tramo de la bóveda cobijaba el bautisterio, la tribuna y
el órgano y elevándose sobre este tercer tramo se levantaba un pequeño torreón ciego, montado sobre una
cúpula de media naranja. La existencia de esta segunda torre es conocida por
los datos que aporta el libro de fábrica parroquial, por el cual sabemos que el
20 de junio del año 1740 “se arruina la torre ciega” y en la visita de ese
mismo año se manda demoler la ruina y hacer la pared de la iglesia. Esta pared
a la que se refiere el citado libro (parte
del tercer tramo de la nave)se realiza en mampostería con materiales más
resistentes, bloques de piedra caliza, como se pueden ver en la actualidad,
diferenciándose de los dos tramos anteriores en que al estar construidos estos en
materiales más humildes permanecen recubiertos de cal.
Entre las obras que ocasiona el
derrumbe del año 1740 está el de la construcción de un nuevo órgano. Este órgano será obra del
organero abulense Antonio Muñoz y se monta en el mes de noviembre del año 1751.
Tras el derrumbe de la torre y el presbiterio del año 1986, el órgano, por
estar colocado a los piés de la nave, no sufrió especiales daños, salvo el
consiguiente deterioro de acumulación de polvo y excrementos de palomas durante
los años que tardó en levantarse la nueva torre. En los primeros años del
presente siglo (2006-7), la Asociación Retor promovió su restauración, cuyos
costes fueron sufragados por la Junta y por los vecinos del pueblo, a través de
su Ayuntamiento , Parroquia y aportaciones individuales. “Retor” además contó
con el indispensable apoyo técnico de la Asociación Organaria.
Otra interesante aportación, que
nos trajo la última restauración de finales del pasado siglo, fue el
descubrimiento de una portada al norte, portada de ladrillo enmarcada por
triple arquivolta y rematada por un alfiz y doble friso de esquinillas. Esta
portada norte comunicaba el interior de la iglesia con el antiguo cementerio y
tras su cerramiento se utilizó, con el resto del muro norte, como frontón de
pelota. En el rincón formado por este muro y la sacristía existía un osario
hasta bien entrada la década de los 50 del pasado siglo. El hueco formado por
esta portada, en el interior de la iglesia, se ocultó con la instalación del
altar del Cristo, que existe en la actualidad.
El pórtico
Este es uno de los elementos más
característicos de la iglesia de Orbita. Es también el que menos ha sufrido con
los sucesivos derrumbes. Ya don Manuel Gómez Moreno lo describía a principios
del siglo XX : “A lo largo del costado
meridional arrímasele un pórtico, imitación interesante de los románicos de
Segovia, si no de los asturianos y leoneses más antiguos”. Lo recorren tres
arcos de medio punto con alfiz, más el que enmarca la puerta de entrada a la
iglesia que es de mayor tamaño. Estos tres arcos se tapiaron en el año 1720,
según se escribe en el libros de Visitas “se
cierren las ventanas del pórtico de la Iglesia, una vara de alto sobre la
altura que tienen, aqsí para defender de la inclemencia de los aires la gente y
la cera que hay en la Iglesia, como para evitar que entren a profanar el
sagrado gente de mal vivir que se suele acoger por causa de estar abierto” .
Desde el pórtico se accede al interior de la iglesia por una puerta con cuatro arquivoltas concéntricas, de curva
aguda y recuadro. La cara oriental del pórtico está también adornada con otro
arco de arquivolta múltiple y friso de esquinillas.
La torre ábside
Ya hemos visto que hasta el año 1740 esta
Iglesia tenía dos torres: el torreón ciego, a los piés, al que llamaban “el castillo” y la torre que se
elevaba sobre el presbiterio. Esta torre era el elemento más sobresaliente,
sobre todo por sus dimensiones tanto a lo alto como a lo ancho.
Por su elevada altura se la suele
asociar a las torres vigía de las que hay gran abundancia en la comarca, como
la de Barromán. El primer cuerpo de la torre se corresponde con su ábside y
presbiterio que estaba recorrido por una serie de arquerías ciegas tanto en su
tramo curvo como en su tramo recto. Por encima de estas arquerías había otro
tramo que en lugar de construirse en aparejo de cal y canto como ocurre en la
mayoría de los ábsides de iglesias próximas, como Palacios Rubios o Barromán,
se construye con dos hileras de ladrillos en horizontal y una hilera en
vertical de forma alterna. Esta disposición se mantiene en un amplio espacio lo
que le da al conjunto arquitectónico una vistosidad y singularidad especial.
Por encima de este tramo todavía había un segundo cuerpo de torre con vanos
desiguales por todos sus frentes, que en parte servían para colocación de las
campanas. Este segundo cuerpo se coronaba a su vez por un ático, cuyos vanos
permanecían inacabados.
Con el derrumbe de la torre,
ocurrido el día 16 de febrero de 1986, se inician unas laboriosas fases de
consolidación y posterior reconstrucción, cuyo objetivo final consistía en la REconsrucción de la TORre ( RETOR fue el nombre que adoptó la asociación que promovió
las sucesivas fases). En esta reconstrucción, a pesar de que se intentó en todo
momento mantener escrupulosamente el diseño original, se alteraron algunos
elementos. Sus arquerías, que eran ciegas, como era habitual en todas las
iglesias, se cierran con alabastro, que deja pasar la luz al interior por los
vanos que estaban ocultos por el retablo
barroco del altar mayor. Los arcos del
campanario, que antes eran de desigual altura, ahora se hacen uniformes y más
esbeltos. Las ventanas del ático o palomar ahora se suprimen y se corona la
torre con una amplia cornisa en forma de visera. La reconstrucción de la Torre
se inauguró el día 23 de septiembre de
1995 y se contó con la ayuda de la Consejería de Fomento de la Junta de
Castilla y León.
El interior de la Iglesia
Retablo Mayor Este altar quedó totalmente destruido tras
el derrumbe de la torre del año 1986. Los que fuimos testigos de este trágico
suceso tenemos grabado en nuestro recuerdo su elegancia, su esbeltez y su
riqueza en dorados, imágenes y columnas salomónicas que se retorcían sobre su
eje cubiertas de frondosos adornos vegetales: racimos, sarmientos, hojas de
cardo, todo una floresta . En un momento quedó reducido a mínimas piezas de
madera, hasta el día de hoy guardadas en un rincón del Bautisterio y catalogadas por expertos. Sin duda, allí
esperan tiempos mejores en los que se les pueda dar una salida honrosa o bien
sean definitivamente destruidos.
Por los documentos existentes en
el Archivo Diocesano y las fotos que se
hicieron en su día con motivo del Inventario parroquial podemos facilitar los siguientes datos.
Siguiendo, a partir de ahora las publicaciones del historiador Francisco
Vázquez García (1990) conocemos que los retablos de Orbita se construyen a
principios del siglo XVIII y que, por lo que se refiere a este retablo
principal, fue decisión de los vecinos reunidos en su consejo, en el mes de
febrero de 1710, con la asistencia del cura propio de la parroquia: “… y aviéndose ajustado los vecinos de
dicho lugar en su concejo asistiendo en él el cura propio, an determinado se
aga un retablo nuevo para dicho altar mayor y se aplique para su coste algunas
cantidades que deben los mayordomos antecedentes y que para ayuda a él se
siembre por los vecinos a ziertas tierras del concejo y lo que produjere la
cosecha se deposite, todo lo cual es muy útil y conveniente a dicha iglesia”.
La obra la ejecutó el escultor
Francisco Martínez de Arce, vecino de Medina del Campo, que había construido en
Arévalo (1708) el sombrero del púlpito de El Salvador. Dentro de la imaginería
del retablo, y colocado en el lugar principal, estaba “la imagen de San Esteban, con una dalmática amplia que cobija toda la
figura, está coronado con corona metálica en forma de media luna, la cabeza es
de finísima factura igual que el estofado, la imagen ya debía estar en la
iglesia cuando se hizo el retablo, posiblemente pertenecía al retablo antiguo
que se quitó”. (F.Vázquez García).
Al mismo tiempo que se hizo el
retablo , el escultor Jerónimo del Yermo hizo
para este retablo tres imágenes: San Agustín, al lado de la Epístola, San
Gregorio, al lado del Evangelio y un Crucificado, que estaba en la caja del
ático. De estas tres sin lugar a dudas la mejor era la última: era un Cristo de
tres clavos, con el paño de pureza muy amplio, con las rodillas dobladas, sobre
las que descarga el peso del cuerpo que cuelga de los brazos clavados a la
cruz. Como fondo a esta imagen había pintada sobre tabla una Jerusalén.
En el tramo recto del presbiterio
y en el lado del Evangelio había también un arco de piedra o de yeso con
adornos del gótico tardío y debajo una lápida sepulcral con escudo de armas y
la siguiente inscripción, según la transcripción de M. GÓMEZ MORENO, :
“Aquí están sepultados el muy noble caballero Antonio de Reinoso, hijo
del muy magnífico señor Juan Ruiz de Reinoso, señor de la villa de Antillo, é
doña Isavel de la Caveza su mujer –IVDXXXI”.
Sobre esta misma piedra del
sepulcro y aprovechando la oquedad del nicho existía, hasta su total
destrucción, un pequeño retablo llamado del Cristo de la Vera Cruz o también
llamado Retablo del Santo Cristo. Este retablo se caracterizaba por estar
realizado en parte en yeso y en parte en
madera. La parte labrada en el yeso era de estilo gótico. La caja de madera,
con decoración barroca, contenía la imagen de un Cristo crucificado sobre el
fondo de una Jerusalén pintada sobre madera. En la parte superior, en el centro,
había un ángel que sostenía un paño, donde estaba esculpida la cara de Cristo,
como si se tratara del paño de la Verónica. Y todo ello en medio de adornos
góticos y barrocos que le daban al retablo una gran singularidad.
Los retablos colaterales Estos
dos retablos gemelos están colocados frente a frente en el primer tramo de la
nave y son obra del ensamblador y escultor Juan García del Arroyo, vecino de
Arévalo. El primero que se hizo fue el del lado del Evangelio y está dedicado a
la Virgen del Rosario; aparece contabilizado en las cuentas de fábrica de la
parroquia de los años 1727-29. Más tarde, hacia 1735, hace el retablo colateral
dedicado a Santa Ana. Ambos retablos son de escultura y pintura y al mismo
tiempo son un bello ejemplo de armonía y simetría donde tiene su máximo
esplendor el lujo de la decoración barroca del siglo XVIII con sus festones,
tarjetas, volutas, hojas, flores, etc. Es el equilibrio de la curva y de lo
enrevesado, concluye el autor F. Vázquez García.
La imagen de Santa Ana, que
preside el segundo retablo es obra del escultor arevalense Francisco Losada que
también hace la imagen de San Ramón. Entre las dos costaron 630 reales, de los
cuales la parroquia sólo pagó 170 y el resto salió de las limosnas que dieron
los vecinos. A los lados de Santa Ana están las imágenes de San Roque, a su
derecha , y Santa Águeda, a su izquierda, pero no conocemos quiénes fueron sus
autores. La imagen de Santa Águeda es una escultura de muy fina ejecución, las
telas de la túnica y el manto tienen calidad, se ajustan a la pierna izquierda
dejando señalada su anatomía, la imagen se mueve con la teatralidad de una
escultura manierista, igualmente el cuello es largo y esbelto y el estofado
responde a la calidad escultórica de la talla.
Los dos retablos colaterales de los
que estamos hablando, también sufrieron
los efectos del derrumbe y de los años en que la iglesia estuvo en obras y semidesprotegida
(1986-1995). Además de esto, sus casi 200 años de vida habían deteriorado
notablemente sus dorados, sus imágenes y sus pinturas, hasta el punto de que
sus cuadros estaban prácticamente irreconocibles. Durante los años 1999 y 2000
la Asociación RETOR llevó a cabo una campaña a favor de la restauración de los
retablos y para ello contó con la
inestimable ayuda de la Consejería de Cultura de la Junta, que envió para ello
técnicos especializados que realizaron la restauración. Gracias a ellos podemos
hoy admirar lo mejor que nos queda en nuestra iglesia del arte barroco, una vez
desaparecido el más importante de todos, el Retablo del Atar Mayor.
Merece la pena señalar, por fin,
los cuadros de estos dos retablos. En el retablo de la Virgen del Rosario
tenemos cinco cuadros que representan escenas de la vida de la Virgen y en el
retablo de Santa Ana, cinco lienzos que representan a San Juan Bautista, San
Antonio Abad, Santa Catalina, Santa Bárbara y Santa Ana.
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